Presentación del Cartel de Semana Santa Huéscar 2021

Presentación del Cartel de Semana Santa Huéscar 2021

Ya se puede descargar la presentación del Cartel de Semana Santa Huéscar 2021

PRESENTACIÓN DEL CARTEL DE LA FEDERACIÓN DE COFRADÍAS DE LA SEMANA SANTA DE HUÉSCAR DE 2021

Francisco Javier Marín Gallego
Salón de Plenos Ayto. Huéscar 06-03-2021


Semana Santa, nuestra semana grande la más importante del año para la cristiandad. La conmemoración de la pasión y muerte de Nuestro Señor y la proclamación de su Santa y Gloriosa Resurrección.
La resurrección que vuelve a dar sentido a todo tras el caos y la destrucción. Vuelve a surgir la Vida, la Verdad prevalece, Cristo Camina con nosotros y se hace camino para nuestra salvación.
Buenas tardes a todos, Iltma. Sra. Alcaldesa del Excmo. Ayuntamiento de la noble y leal ciudad de Huéscar, doña Soledad Martínez Román y Sres. Miembros de la Excma. Corporación Municipal.
Reverendo Sr. Cura Párroco, de Santa María la Mayor, don José Antonio Martínez Ramírez.
Federación de cofradías, presidente: don Rafael Girón Sancho y Sres. Hermanos Mayores de las HH y CC de Huéscar, oscenses todos, así como cofrades y devotos de nuestra Semana Santa que nos acompañáis en esta presentación.
Quisiera empezar este acto, con palabras de sincera y profunda gratitud, por haber confiado en mí como presentador de este Cartel. Con el honor que siento como hijo de Huéscar, por la distinción que me habéis concedido, y la gran responsabilidad que implica dirigirme a vosotros y anunciar la Semana Santa Oscense.
Los que me conocen bien saben que soy un cofrade al uso, como la mayoría de vosotros, vinculado a varias hermandades de penitencia y de gloria. Desde pequeño he vestido el hábito de mi hermandad y con el tiempo pasé por la horquilla, la trabajadera y el costal, para hacer estación de penitencia junto a mis titulares por las calles de esta Noble y Leal Ciudad.
Como puedo expresar en pocas palabras lo que las Hermandades y Cofradías me han aportado, y como mi pertenencia a ellas me ha ayudado a profundizar en la fe, a afianzarla en momentos de crisis, a abrazar la cruz.
Es difícil resumirlo, son momentos de hermandad, de alegría y preocupación, es complicidad, también responsabilidad, es acogida, es un abrazo sincero con ese amigo que ves bajo el capillo momentos antes de la estación de penitencia, es una oración que brota del alma y que puedes leer en la mirada emocionada de tu compañero de trabajadera.
Como cristianos de base, los cofrades tenemos un papel muy importante, ya que como dice la Constitución Dogmática “Lumen Gentium”, los laicos están llamados, “particularmente, a hacer presente y operante a la Iglesia en los lugares y condiciones donde ella no puede ser sal de la tierra si no es a través de ellos” si no es a través nuestra.
Así pues, todo cofrade, por la responsabilidad que le ha sido conferida, se convierte en testigo e instrumento vivo, de la misión de la misma Iglesia en la medida del don recibido por Cristo. (Ef 4,7)
Desde hace tiempo estoy vinculado a las Hermandades y Cofradías de nuestro pueblo de una forma u otra, en especial a mi querida Hermandad de la Soledad, que para mí es una segunda familia. Las Hermandades, son manifestación de la piedad popular, y del mismo modo un instrumento de evangelización.
En este sentido, el Papa Francisco, nos da un magnífico ejemplo al afirmar que: “la fe no es intransigente, sino que crece en la convivencia que respeta al otro. El creyente no es arrogante; por el contrario, la verdad lo hace humilde, consciente de que, más que poseerla nosotros, es ella la que nos abraza y nos posee. La seguridad que nos transmite la fe nos pone en camino, y hace posible el testimonio y el diálogo con todos".
Por ello, quisiera llamar a la responsabilidad que tenemos desde las Hermandades y Cofradías, de fomentar ese diálogo, considerando nuestra participación en los Misterios Pascuales, y en las estaciones de penitencia, en las que procesionaremos a Ntro. Señor Jesucristo y su Santísima Madre por las calle de nuestro pueblo, como una forma de diálogo, pero No con los que ya piensan y creen como nosotros.
Sino con otros, creyentes y no creyentes, y en este sentido recordar lo que nos dice la Exhortación Apostólica “Evangelii Gaudium”: Más que el temor a equivocarnos espero que nos mueva el temor a encerrarnos en las estructuras que nos dan una falsa contención, en la costumbre donde nos sentimos tranquilos, mientras afuera hay una multitud hambrienta y Jesús nos repite sin cansarse: ¡Dadles vosotros de comer! (Mc 6, 37)
Agradezco la responsabilidad que me ha sido confiada para ensalzar nuestra Semana Santa a través del hermoso Cartel realizado por Juan Carlos González, de Foto-González. Familia de fotógrafos que durante tantos años han sabido inmortalizar momentos históricos y también cotidianos de nuestro pueblo y nuestros vecinos. Gracias Juan Carlos por esta bella composición, tan rica en simbología.
"Huéscar se mira en el cristal del cielo,
grande y azul lo mismo que su alma,
para buscar la sombra de una estrella
o un sueño que murió de madrugada."
(Escribía Don Gonzalo Pulido "Huéscar, rosa del sur")
El pasado año, no pudimos celebrar nuestra Semana Grande como teníamos previsto. Este año, sin embargo, tenemos previsto vivir de manera distinta tanto la cuaresma, como la Semana Santa. Todo es diferente, o quizás no tanto.
Diferente en lo externo obviamente, no discurrirán por las calles nuestras hermandades, no habrá gotas de cera por el recorrido oficial, ni tribuna en la plaza mayor, ni rachear de zapatillas, ni petalás, ni suspiros bajo el arco de Santo Cristo, ni escucharemos por las calles sones de tambores y cornetas. No habrá penitentes repartiendo caramelos, ni pies descalzos en la ermita del Calvario.
Pero nuestros titulares nos esperan como cada año en las capillas. Para recibir su veneración, para buscar el encuentro con nuestros hermanos y cofrades en general. Los templos están siempre abiertos, con olor a cera e incienso y participaremos en el Triduo Pascual de la manera más intensa posible.
Por eso presentamos hoy este Cartel, como en años anteriores, Huéscar manifiesta su fe públicamente, son siglos de tradición, nuestras Hermandades Centenarias, perduran hasta nuestros días por que han sabido adaptarse a los avatares históricos vividos. Como nos toca a nosotros hacer hoy.
Mantener la fe de nuestros mayores, y vivirla con intensidad, como cofrades orgullosos del legado recibido.
Sin más dilación, ha llegado el momento de descubrir la imagen que la Cofradía de la Virgen de la Soledad Coronada, ha elegido para que represente a nuestra Semana Santa 2021.
Como he mencionado anteriormente, se trata de una composición del artista oscense Juan Carlos “el foto” en la que vemos un hermoso cielo de Huéscar en un atardecer de nubes anaranjado y nuestra Madre, la Virgen de la Soledad Coronada, madre de la iglesia, aparece en primer plano.
Al fondo, recortada sobre el cielo apreciamos la imponente Iglesia Parroquial, nuestra querida Colegiata de Huéscar, emblema de nuestra tierra. Que sostiene la fe de los oscenses, de generación en generación.
Al ver esta composición por primera vez, de la venerada Virgen de la Soledad y el melancólico cielo de un atardecer en esta Noble y Leal ciudad de la Paz, con la silueta de la vetusta Colegiata oscense me vienen a la cabeza las palabras del Papa San Juan Pablo II, cuando afirmó que “España es tierra de María Santísima”, que razón tiene.
Palabras que suscribo, pero permítanme extrapolarlas al ámbito oscense, afirmando que “Huéscar es tierra de María Santísima”. De esta manera podemos describir el cartel que este año sirve de imagen promocional de nuestra Semana Santa.
¡Huéscar es tierra de María! Desde la ermita de marmolance hasta la colegial de Santa María, pasando por el barrio de la Victoria y la Purísima, desde el dominico convento de la Madre de Dios de la Encarnación hasta las ermitas de la Aurora y la Soledad en la atarazana.
Pero dicho cartel tiene la singularidad de mostrar a Nuestra Madre de la Soledad de luto riguroso, coronada por doce estrellas, y con una tristeza nunca antes vista en su rostro. María llora triste y callada (como afirmaba Pulido Castillo), llora desconsolada por todos sus hijos, vecinos y familiares nuestros de Huéscar, que han sufrido la devastadora plaga que nos acecha.
“caerán a tu izquierda mil, diez mil a tu derecha”
¡Tú lo verás con tus propios ojos!
Implorando la misericordia divina de su hijo Redentor, María con sus manos entrelazadas agarra el Santo Rosario y hace oración. Como el propio Señor en Getsemaní implora al Padre Eterno “que pase de mí este cáliz”. Son momentos de prueba, de dolor, de desierto espiritual. Pero también lo son de Hermandad, de generosidad, de crecimiento interior para lograr ponernos ante la presencia de Dios como Cristo en la Cruz manifestando:
“Padre a tus manos encomiendo mi espíritu”
Abracemos la cruz que nos ha tocado llevar, que en ella seamos exaltados para hallar el Consuelo de Cristo. Y juntos venceremos la batalla, la del virus y la de la sinrazón general que tanto daño hace en nuestra sociedad, fomentando ideologías opuestas a la vida y la naturaleza humana.
En Huéscar, desde tiempo inmemorial veneramos a María bajo el manto de estrellas de Soledad, y esas estrellas del cielo oscense son reflejo de la Aurora, que con un destello de luz nos llenan el alma de Esperanza, sin olvidarnos de los Dolores,… dolores y tormentos que sufrió Nuestro Señor en su pasión redentora.
Y María que es también, corredentora de la humanidad experimentó ese Mayor Dolor como espada que atraviesa su alma.
Cuando María le dijo al Arcángel Gabriel: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”. Dio comienzo el plan de Salvación de Dios, y con ese compromiso y aceptación de la voluntad divina, María no tuvo una vida fácil. Dio a luz en un establo, después tuvo que exiliarse a Egipto, sufrió el martirio de su Hijo y vivió la persecución en las primeras comunidades cristianas. Y aunque su corazón fue sietes veces traspasado, continúa intercediendo por la salvación de sus hijos.
Contemplemos sus bellas manos maternales que se agarran a la fe, una fe hecha oración en forma de Rosario. Permitidme que insista en vivir la Semana Santa desde la meditación, la oración y la fe. Porque de no ser así, todo este esfuerzo de cofrades preparando actividades cuaresmales, cultos, limpiando enseres, montando pasos, vestimentas,… no tendría sentido.
Hermanos seamos coherentes hagamos que nuestra cofradía sea grande en eso, en fe y en la formación de sus hermanos. Que no nos deslumbre el brillo del oropel de nuestros bordados, tallas y demás enseres.
El mejor patrimonio que tiene una hermandad es su cortejo nazareno, son sus hermanos, que bajo el anonimato del capirote o el costal acompañan a nuestros Sagrados titulares en la estación de penitencia y también durante el resto del año, visitándolos en la capilla, creando momentos de convivencia y hermandad que nos ayudan a crecer juntos. Articulando así, una sociedad oscense sana, cordial y fraternal.
Las Hermandades y Cofradías de Huéscar, conscientes de la magnitud del sacrificio realizado, manifiestan cada año de la mejor manera posible, que María nos trae la Paz de manos de su Divino hijo misericordioso y la chiquillería oscense sale con campanas vitoreando al Salvador.
“Amaros los unos a los otros como yo os he amado”, exclamó el Señor. Y vino a curar al enfermo, a perdonar con su amor al pecador impuro, a dar de comer al extranjero, y abrazar al leproso.
Y en Huéscar, cada Sábado de Pasión vuelve a exclamar: “dejad que los niños se acerquen a mí”.
Para que en ese caminar juntos, podamos encontrar soluciones a muchos problemas que padece nuestra sociedad. Que los gozos, y las esperanzas, las tristezas y angustias de nuestro tiempo, sobre todo de los enfermos, los parados y de cuantos sufren, encuentren el Consuelo de Cristo a través nuestro.
Como en Getsemaní, Jesús permanece orando por nuestra liberación del pecado, porque nosotros inconstantes cómo aquellos primeros apóstoles no somos capaces de entender lo que nos pide a cada momento.
Como exhortaba San Pablo a los filipenses: “con humildad de corazón, tened a los demás por superiores a vosotros” y con esa misma actitud, nos ponemos en el lugar del otro, del abuelo que sufre en soledad la ausencia de un abrazo, del sanitario que lucha a diario contra ese enemigo invisible.
En estos momentos de dificultad, debemos aportar lo mejor de nosotros mismos. Ahora es cuando más nos necesitan nuestras hermandades y cofradías. Debemos arrimar el hombro, para que el peso de esta situación adversa lo soportemos entre todos. Eso, es Hermandad!
Tristemente este año, no podremos vestir nuestro hábito nazareno. Pero participaremos con mayor ilusión en los cultos cuaresmales. No nos ceñiremos la faja, ni vamos a preparar el costal, pero ayudaremos en el montaje del altar de cultos, como una buena cuadrilla que trabaja al unísono.
Sin duda, es una Semana Santa diferente, pero igualmente auténtica, creando momentos de hermandad, creciendo juntos en la adversidad, en la prueba. Hermanos, como nos pide Jesús en el evangelio, demos el ciento por uno!!
Sigamos trabajando por Huéscar y su gente. Por sus tradiciones, por nuestro patrimonio devocional y artístico. Siempre de Frente!!
Para volver pronto a manifestar públicamente nuestra fe. Volveremos a ver las calles oscenses con palmas en un nuevo Domingo de Ramos. Escucharemos el rachear de cadenas, tras unos pies descalzos. Veremos un palio mecerse bajo las bóvedas de la iglesia de Santiago que nos llenará el corazón de Esperanza.
Y volverá a ser Jueves Santo, para rezar bajo un olivo en la noche de los misterios. Oración en el Huerto, que avanza por calle Morote meciéndose de costero a costero. Hasta llegar a la placeta de la Aurora, transformada en pretorio oscense, donde fue Jesús amarrado a la columna y flagelado.
Para salvar a los hombres, tanto amor fue necesario, que Nuestro Señor es apresado, azotado y coronado de espinas. Cristo de blancas carnes magulladas, es condenado y martirizado bajo la autoridad romana. Pero Jesús, con la mirada fija en el Padre Eterno, exclama al cielo: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”.
Sobre un madero te crucificaron Señor y con tu inmenso amor, Consuelas al hombre injusto, que te maltrata sin razón. Fuiste exaltado sobre la humanidad:
"En el árbol de la Cruz, tú, oh Dios, has establecido la salvación del hombre, para que de donde surgía la muerte resucitara la vida".
Tanto amor fue necesario, que a la cima del calvario subiste para morir, como inocente cordero desangrado en un madero nos quisiste redimir.
Santo Cristo del Consuelo fuiste el precursor del movimiento costalero oscense, tus devotos portadores con valiente y decidido andar, van marcando izquierdos, dejando a Recaredo trotar.
Mientras Dimas arrepentido, se postra a tu derecha para hallar tu consuelo, en su alma pecadora.
Porque tú Señor abrazas la cruz de nuestros pecados. Y cada Viernes Santo Huéscar se convierte en la Vía Dolorosa, en esa calzada romana que te conduce al Gólgota.
Que tome su cruz y me siga.
Y así, cargando la cruz al hombro, Nuestro Padre Jesús Nazareno descendió por la calle Alhóndiga para cruzar la puerta estrecha de la muralla de la ciudad, en dirección al calvario.
Nosotros saldremos a tu encuentro buscándote entre la multitud, tras los pasos de San Juan Evangelista. Y veremos a la mujer Verónica en la plaza mayor, para limpiar tu Santo Rostro tras las Caídas.
Mientras el desgarro de una corneta nos indica que volviste a caer. Déjanos ayudarte Señor cual Cirineo con el peso de la cruz, pues es la cruz de nuestros pecados.
Pero tu cuerpo no soportó más el tormento, y expiraste Señor,…expiraste en el paseo de Santo Cristo, brotando de tú Sagrado Corazón Sangre y Agua como manantial de misericordia para nuestras almas.
“Las tinieblas cubrieron la tierra; el sol se oscureció”, nos dice el Evangelista Lucas, y así es la sensación que nos queda al terminar el oficio del Viernes Santo, nos vamos de la iglesia desorientados, casi sin saber qué hacer, vacíos y tristes. Buscando el abrazo de ese hermano que nos espera para hacer estación de penitencia.
Consummatum est.
A veces sentimos la tentación de ser cristianos manteniendo una cómoda distancia hacia el sufrimiento de las llagas del Señor, las llagas del prójimo. Pero Jesús quiere que consideremos la miseria humana, por dolorosa que sea.
Y como ejemplo siempre María, su Madre estaba junto a la Cruz de Jesús. Nuestra Señora de la Piedad, que abraza el cuerpo inerte de su hijo. Y así la vemos en este Cartel, como Madre sufriente, fiel a su hijo, sin perder la fe viene a interceder por nosotros y nos trae un mensaje de amor y esperanza.
Y Huéscar lo sabe y se lo quiere agradecer coronándola como reina de la Sagra, porque en ella encontramos consuelo ante nuestras angustias. María nos protege bajo su manto maternal.
Mientras tanto, tras los muros de nuestra iglesia parroquial es depositado Cristo Yacente, en una bella urna acristalada, en el trascoro aguarda custodiado por columnas renacentistas que hacen presagiar el despertar de la vida, el renacer del cuerpo llagado, ¡aleluya, aleluya! ¡Cristo ha resucitado! y lo vemos Sacramentado sobre un templete de plata, ¡torrecilla oscense la llaman!
Toda nuestra esperanza está en la Pascua de RESURRECCIÓN de Nuestro Señor Jesucristo, centro de la vida cristiana, ya que con su Resurrección adquiere sentido todo aquello en lo que creemos.
¡¡CRISTO VIVE!!
Como San Pablo nos dice: “Si Cristo no hubiera resucitado, vana seria nuestra fe” (I Corintios 15,14).
La Resurrección es una luz para los hombres y cada cristiano debe irradiar esa misma luz en esta sociedad, para que todos seamos partícipes de esa alegría, que es la única verdad, la vida y el camino para la salvación.
He empezado con una frase de San Juan Pablo II afirmando que “Huéscar es tierra de María Santísima” y quiero terminar citándolo de nuevo, para exclamar “¡no tengáis miedo, abrid las puertas a Cristo!”.
Y con ello quiero ensalzar el papel de las hermandades en la evangelización, siguiendo el magnífico ejemplo de Nuestras Santas Patronas Alodía y Nunilón, que dieron su vida por la fe.
Sigamos a Cristo Resucitado hecho Eucaristía, acompañándole en la Exposición del Santísimo, sabiendo que nos espera en el Sagrario.
Pues es Jesús Sacramentado el mejor colofón para nuestra Semana Santa y también debe ser el culmen para nuestras vidas.
HE DICHO.

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